Nuestra era actual está marcada por una crisis en la predicación. Sería un error ignorar los problemas presentes en la predicación encontrada en la mayoría de las iglesias evangélicas. Considera esto: si eligieras al azar una iglesia evangélica y asistieras a un servicio de domingo por la mañana, ¿qué tan probable es que escucharas un sermón expositivo fiel derivado del texto bíblico? Es probable que tus expectativas no fueran muy altas. La realidad es que la predicación, según la Biblia, es sinónimo de exposición.
Desafortunadamente, muchos predicadores y congregaciones etiquetan erróneamente otras formas de predicación como expositivas, cuando en realidad pueden no estar alineadas con la visión escritural de la predicación. La narración de historias, las preocupaciones terapéuticas y la promoción de la autoimportancia se han infiltrado en muchos púlpitos, difuminando la fuerza declarativa de la Escritura y priorizando consideraciones temáticas sobre la forma textual de la Biblia.
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