El Individualismo en la Sociedad Moderna

 

Vivimos en los tiempos de la exaltación de la libertad personal, que se acerca a lo absurdo. Las relaciones familiares naturales que toda sociedad, durante toda la historia, ha honrado, hoy son entregadas ante el libertinaje, libre del homosexualismo, bisexualismo y otras formas de libertinaje. El matrimonio, como una institución anticuada, aún en las sociedades que practicaban el homosexualismo, como la Roma antigua, todavía era reconocido y protegido. Hoy, por primera vez en la historia, se quiere definir el matrimonio como cualquier conjunto de seres vivos. ¿Y por qué no casarse con una planta?
 

La sociedad moderna está ebria con el poder de escoger algo nuevo. Solo la idea de poder escoger libremente lo que uno quisiera emociona a las masas. La inmensa creatividad de los promotores de productos nos hace creer que cada cosa nueva realmente es algo nuevo, aunque sea solamente el empaque, el color o la forma. Estamos borrachos con la superficialidad de querer algo novedoso, no importa qué, como niños que quieren un juguete nuevo y después de 10 minutos se aburren y buscan otro. Así está el mundo entero.
 

El Impacto en la Religión

 

El ámbito de la religión no ha escapado. En lugar de abrazar su fe como ancla (Hebreos 6:19), a su Dios como roca (Salmo 28:1), y a su iglesia como columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15), los cristianos han reducido su fe a otra opción entre todas las demás opciones de la vida. La religión se ha vuelto otro producto de elegir. ¿Cuántos cristianos que usted conoce todavía están en la iglesia en que nacieron? Muy pocos. A menos que vivan en lugares rurales donde no hay otra opción, la mayoría ha pasado de iglesia en iglesia buscando un mejor producto.

 

No estamos buscando la verdad, estamos buscando un producto que me complazca, como los otros productos que me complacen y me hacen sentir bien. La raíz de esta sed de la libre elección de productos nuevos para satisfacerme es el individualismo extremo. No buscamos una verdad absoluta que rija tanto para nosotros como para nuestros hijos, nuestros vecinos y todos los pueblos. Ni creemos que exista tal verdad absoluta.

 

La Decadencia del Intelecto Religioso

 

Con esta negación ha muerto el intelecto en el campamento evangélico y los sentimientos se han inflado. Es tan grave este problema que cuesta entrar en un diálogo con algún evangélico sobre temas de la Biblia, ya que ni conocen ni les importa lo que dice. Lo que importa es lo que la religión hace. No es de sorprenderse que muchos cristianos estén abandonando la iglesia por otras religiones que funcionan mejor, o estén mezclando prácticas y creencias extrañas al cristianismo en un sincretismo semi pagano.


 

El individualismo ha sido efectivo en desangrar la iglesia de su vitalidad. Cortó su tendón de Aquiles, castró su virilidad, socavó su fundamento y el cascarón que ha quedado es nada más que la fachada de su anterior gloria. ¿Quién toma en serio a la iglesia hoy? Los políticos la desprecian, los consumistas la explotan, los vivaces la utilizan y los cristianos individualistas frecuentan el culto cuando quieren, y si no van, da igual. No hace mucha falta la iglesia ya. No es columna y baluarte de la verdad, es meramente otra opción el domingo si no se presenta alguna otra distracción.


 

Mi nombre es César y soy una voz en el desierto.

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